Hernán Guinot encontrado por su hijo

Mi papa sacaba fotos. Hasta que se murió mantuvo un negocio de fotocopias para reproducir dinero para mantenernos. Sacaba fotos desde muy joven. Las fotos lo mantenían joven. También las revelaba. Fue el primero que reveló en un día un rollo de fotos en la ciudad de Mercedes. Hasta el ultimo día reprodujo lo que veía. Siempre espero que la lotería reproduzca su número por el noticiero para el sacar las fotocopiadoras a la calle y extinguirlas. La copia de lo que se le acercaba lo inquietaba. Estiraba los amaneceres para evitar la reproducción de la mañana. Tenía cierto irrecuperable alergia por la carroña que se reproduce en los ambientes infertiles. El era comerciante y los conocía. Lidiar con el aumento, el trabajo y la transpiración. Nunca dejo de sacar fotos. Sentía que brotaba por las cosas calor, vida. Siempre le gustaron los perros. El osito, el ultimo que tuvo, dormía abajo de su cama manteniendo las siestas junto a el. También fue el primero en tener una fotocopiadora en mercedes. Tenía cierto mandato de primeriar en algo. Al pedo, en el fondo, el lo sabía. Por eso seguía sacando fotos a las bicicletas, a los niños a los arboles. Parece que entendía que su vida se extinguía en la sucesión de copias. Que agotaba su alegría en el bajar el dedo y gatillar. Y la gracia no estaba en las fotos, papel. Si no en la intención de observar. No le importaba la copia, la reproducción, por eso las hacía, las fotocopiaba, las vendía, las huía. Hoy encontré unas fotos de mi papa y senti-recorde donde realmente el estaba.
LUCAS GUINOT