Mi
papa sacaba fotos. Hasta que se murió mantuvo un negocio de fotocopias
para reproducir dinero para mantenernos. Sacaba fotos desde muy joven.
Las fotos lo mantenían joven. También las revelaba. Fue el primero que
reveló en un día un rollo de fotos en la ciudad de Mercedes. Hasta el
ultimo día reprodujo lo que veía. Siempre espero que la lotería
reproduzca su número por el noticiero para el sacar las fotocopiadoras a
la calle y extinguirlas. La copia de lo que se le acercaba lo
inquietaba. Estiraba los amaneceres para evitar la reproducción de la
mañana. Tenía cierto irrecuperable alergia por la carroña que se
reproduce en los ambientes infertiles. El era comerciante y los conocía.
Lidiar con el aumento, el trabajo y la transpiración. Nunca
dejo de sacar fotos. Sentía que brotaba por las cosas calor, vida.
Siempre le gustaron los perros. El osito, el ultimo que tuvo, dormía
abajo de su cama manteniendo las siestas junto a el. También fue el
primero en tener una fotocopiadora en mercedes. Tenía cierto mandato de
primeriar en algo. Al pedo, en el fondo, el lo sabía. Por eso seguía
sacando fotos a las bicicletas, a los niños a los arboles. Parece que
entendía que su vida se extinguía en la sucesión de copias. Que agotaba
su alegría en el bajar el dedo y gatillar. Y la gracia no estaba en las
fotos, papel. Si no en la intención de observar. No le importaba la
copia, la reproducción, por eso las hacía, las fotocopiaba, las vendía,
las huía. Hoy encontré unas fotos de mi papa y senti-recorde donde
realmente el estaba.
LUCAS GUINOT
LUCAS GUINOT